Don Mario. (1930-2024) Don Mario Velasco y Guerra, nació un 26 de marzo de 1930, fue el séptimo hijo de David Velasco Rosas y de Francisca Guerra Islas, nació en Azcapotzalco, Ciudad de México, en ese entonces Distrito Federal. Fue el más chintololo de los chintololos. (Chintololo es el gentilicio con el que orgullosamente se identifican quienes pertenecen al altepetl de Azcapotzalco, también conocido como “El Hormiguero”)
Desde niño fue pelotero de corazón y con orgullo siempre se refirió al beisbol cómo el deporte más bonito del mundo, deporte que jugó por muchos años y el cual lo apasionó toda su vida.
Estudió solamente la primaria, sin embargo, su inteligencia y habilidad para todo, lo fue encaminando a salir adelante. Su infancia fue difícil, pues la ausencia de su padre y el pronto deceso de su madre llegan mientras era muy joven. Pero eso nunca lo detuvo.
Empezó a trabajar desde muy temprana edad con el apoyo y enseñanza de un familiar cercano quien le enseñó a usar máquinas y herramientas para la fabricación de moldes, oficio que desempeñó toda su vida y que, por su empeño y dedicación, Don Mario, logró consolidar un negocio que floreció a lo largo de su administración, brindando a grandes empresas excelente calidad en sus productos y en su servicio.
Este mismo oficio lo llevó incluso al Instituto Politécnico Nacional a compartir sus conocimientos y a brindar asesorías para el gremio estudiantil, quienes se dirigían a el cómo Ingeniero a pesar de no contar con los estudios requeridos.
Don Mario contrae matrimonio a la edad de 27 años, con Eliuth Flores Velasco formando una familia de 5 hijos (Enrique, Jorge, Sandra, Erika y Hugo) Tuvo 15 nietos y 2 bisnietos con quien disfrutaba hacer bromas, chistes y contar anécdotas e historias de su folclórica vida.
Tenía pasiones simples, el campo, los viajes, el beisbol, la familia, pero, sobre todo su México lindo y querido. Gracias a eso, se encargó de que su familia conociera gran parte de la república y algunos otros países, para así lograr que sus hijos y nietos se tatuaran en el corazón lo bonito e importante que es ser mexicano.
Idea que inculcó en todas las personas que conocía. Fue un hombre inteligente e ingenioso cómo pocos, con un sentido del humor sin comparación y su familia su mayor tesoro.
Don Mario trascendió a los 94 años, y se despidió de este mundo en su hogar, en paz y rodeado de sus hijos, nietos y bisnietos el 7 de junio del 2024, justo cómo lo hubiera deseado este personaje sin igual.
Porque para él, la familia es primero. Gracias por haber sido el mejor esposo, padre, abuelo y bisabuelo del mundo, estamos muy orgullosos de llevar tu sangre en nuestras venas.
Te amamos hasta el infinito y más allá.
Suave, Don Mario, suave.