Miriam Martínez Michel nació en el estado de Zacatecas el 25 de abril de 1989. Desde muy joven mostró una esencia única: inteligente, elegante, amorosa, fuerte y con una sensibilidad profunda por el sufrimiento ajeno. En mayo de 2010 se mudó a Cancún, Quintana Roo, lugar donde sembró amor, propósito y un legado imborrable.
Con una personalidad que combinaba firmeza y ternura, Miriam dedicó su vida a servir a los demás. Fue fundadora y alma de la “Fundación Unidos Rehabilitando Amor A.C.”, una iniciativa con más de diez años de labor social que transformó vidas. También dio vida al proyecto “Bibliarte: Espíritu, Arte & Café”, donde fusionó su pasión por las enseñanzas bíblicas, el arte, el café y el espíritu humano con un espacio para la reflexión, la belleza y la comunidad para recibir a Jesucristo.
Miriam se distinguió por su incansable trabajo social y lucha por la justicia, su firme crítica a los malos liderazgos. Su carácter, audaz y compasivo, la convirtió en una voz para quienes no la tenían. Fue una mujer con visión, pasión y agallas.
En el 2010 comenzó con síntomas extraños en su cuerpo, como sangrados nasales, malestar en la garganta y vías respiratorias. Hasta el año 2019 le fue diagnosticada vasculitis granulomatosa (GPA) por el instituto INER de CDMX, una enfermedad autoinmune que marcó un nuevo capítulo en su vida. A pesar de los dolores físicos, la fatiga y las limitaciones respiratorias, Miriam mostró una valentía implacable. Fue intervenida en tres ocasiones con implantes traqueales; su cuerpo resistió dos, pero el tercero ya no pudo soportarlo.
Sabía que sus días eran contados, pero no permitió que el sufrimiento la definiera. Fue compañera fiel y amorosa de Tony Sánchez, su amado “Tigre”, con quien compartió no solo el amor, sino las batallas más duras. La noche del 7 de abril de 2025, Miriam expresó con profunda honestidad el cansancio que le dejaba la enfermedad y el deseo de encontrar sentido en medio del dolor. Pidió a Dios, con serenidad, que si su sanidad no era posible, le permitiera descansar en paz.
Además de su vida pública, Miriam fue una madre amorosa de su hijo Samuel Izhar y una guía firme para Alex, su hijo mayor. Como madre fue protectora y exigente; como pareja, amorosa, espontánea, bromista y detallista; como amiga, sarcástica, directa, leal y apasionadamente firme.
Le encantaban los animales, especialmente los gatos y perros. Disfrutaba cocinar para su familia, deleitarse con los chiles en nogada, el aguachile, la carne, la buena pizza y un café bien hecho. Siempre encontraba en las pequeñas cosas un motivo para amar más y entregar más. Disfrutaba que le cocinara su amado “Tigre” la buena birria, los mariscos, la carne apache, por supuesto, los buenos postres, y que le regalara ricos perfumes.
Miriam dejó un legado de valor, amor, creatividad y entrega. Su vida fue un testimonio de lucha, sensibilidad y fe. Quienes la conocieron la recordarán como una mujer inteligente, emprendedora, comprensiva, persistente, profundamente humana y extraordinariamente amiga valiente.
Siempre recordada. Palabras que un día le dijo a Tony y que jamás olvidará:
“Tu Dios será mi Dios.
Yo no vine porque pude… vine porque quise.
Estar aquí contigo.”
Así era Miriam. Así la amamos. Así la honraremos siempre.
Juan 17:24
Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.